Jean Valjean se dirige a la puerta que le indica la anciana
Seis cubiertos de plata...son macizos. Valen al menos doscientos francos el doble de lo que he ganado en diecinueve años.
El obispo de D acepta a Jean Valjean en su casa y le da comida
El obispo de D lleva a Jean Valjean su habitación para que pase la noche
Silencio es su ilustrísima el señor obispo
¡Ah, habéis regresado!Me alegro de veros. Os había dadotambién los candeleros, que son de plata, y ospueden valer también doscientos francos. ¿Porqué no los habéis llevado con vuestros cubiertos?
Jean Valjean se levanta en medio de la noche y se queda meditando algunas cosas
Jean Valjean toma los cubiertos de plata rápidamente
Los gendares entran a la casa del obispo con Jean Valjean
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