ascendeí al reino de las sombras para implorar mis deseos a las divinidades infernales. Atravesaré un vasto espacio poblado de fantasmas y ver al fin a Plutón y Proserpina, los reyes
¡concededme que pueda resucitar a mi Eurídice! Y yo osprometo que cuando, los años fatales de la vida normal transcurran… ¡ella y yovolveremos para siempre a este país de sombra y de infelicidad.
¡Concedido! Traigan a Eurídice, con una condición, no debe volver la cabeza para mirarla hasta que hayan salido del reino de los Infiernos.
De pronto, sin acordarse de la condición, con ansia de preguntarle si se cansa, Orfeo vuelve sus ojos a ella. Eurídice desaparece al instante. Quiere él abrazarla... y sólo abraza como un ligero humo