Manuel es un niño pobre, él tiene que luchar todos los días para tener algo que comer, sus padres son personas muy irresponsables y tiene que él mismo ir a la escuela.
Papá, tengo hambre.
Manuel ya no es un niño, dejo de creer en Dios y producto de la pobreza comienza a robar y cometer delitos.
Años después
Miguel también era un niño pobre, pero el decidió estudiar y buscar ayuda de Dios y el magisterio para poder dejar la pobreza
Tengo que ayudarlo.
¡No puede ser!
Yo no creo en Dios...Si Dios existiese no me hubiera hecho sufrir toda esa pobreza, que es la que me obligo a tener que robar para poder comer.
Escucha hijo, yo también fui pobre y yo nunca he robado, se que eso no es de un hijo Dios.
Pero tu olvidas que el mal en sí mismo no existe es la ausencia del bien, si el mal existe en mi vida es por que yo lo he tolerado, lo he consentido en mi libre albedrio, es decir, en mi libertad. Y de eso no le puedo echar la culpa a Dios.
Eeehh...
Tienes que buscar a Dios, él es el único que nos puede ayudar para salir de cualquier mal, pero recuerda que siempre tienes que obrar bien.
Ahora entiendo, no puedo creer el mal que estaba cometiendo