Esper, se apuró porque el kiosco siempre se llenaba. A veces tenía que esperar tanto que se le pasaba el recreo y no alcazaba a comprar nada.
Esta vez llego primero. Mientras Zulema, la portera, le estaba cobrando empezaron a amontonarse los chicos.
Esper se corrió a un costado del amontonamiento. Tambien llegaron Dolo, y sus amigas. Y detrás de ellas llegaron la profesora de Lengua y Sociales. A esa hora a todos les agarraba el hambre.
En eso también llegaron los cazadores de camaleones.