¡Hola, tío Lucas! ¿Usted por aquí? ¿Ocurre alguna desgracia en el molino?
¡Señora, no estoy para chanzas! Antes de entrar en explicaciones por mi parte, necesito saber que ha sido de mi honor...
¡Sí señora! ¡A usted! ¡Las mujeres son depositarias del honor de sus maridos!
¡Esa cuenta no es mía! ¿Acaso me lo ha dejado usted a mi depósito?
Pues entonces, mi querido Lucas, pregúntele usted a su mujer... Precisamente nos está escuchando.
Señora Frasquita, le he dicho a usted que puede pasar y sentarse...Con que vamos Tío Lucas... Ahí tiene usted a la señora Frasquita. ¡Puedes formular su demanda! ¡Puede usted preguntarle aquello de su honra!
¿Quién? ¿Mi marido?... Mi marido se está levantando y ya no tarda en venir
¡Mercedes, por clavos de Cristo! ¡Mira, tu no sabes de lo que soy capaz! ¡Nuevamente te conjuro a que dejes la broma y me digas todo lo que ha pasado aquí durante mi ausencia! ¿Dónde está ese hombre?
¡Levantándose!
¿Se asombra usted? ¿Pues dónde quería usted que estuviese a estas horas un hombre de bien, sino en su casa, en su cama, durmiendo con su legítima consorte, como manda Dios?
¡A mí no me dé usted voces, Tío Lucas, o mandaré a los alguaciles que lo lleven a la cárcel!
¡Yo a la cárcel! ¡Yo! ¡El corregidor de la ciudad!
¡Merceditas! ¡Ve lo que dices! ¡Repara en que nos están oyendo! ¡Repara en que soy el corregidor!
El corregidor de la ciudad llegó a su casa a la hora debida, a descansar de las nobles tareas de su oficio,impidiendo así que nadie entre disfrazado de corregidor, en la alcoba de la mujer ajena, que nadie puede abusar su sueño...
¿Con quién habla este hombre? ¿Quién es este loco? ¿Quién es este ebrio? ¡Ni siquiera puedo ya creer que sea un honrado molinero como el tío Lucas, a pesar de que viste su traje de villano!
¡Merceditas! ¿Qué es lo que profieres? ¡Si es verdad que he pasado eso en mi casa, diré que eres una pícara, una pérfida, una licenciosa!
Señor Juan López, mi marido, el corregidor de la ciudad, llegó a esta casa hace dos horas... Los criados y alguaciles que me escuchan en este momento lo saludaron al verlo pasar. ¿Es esto cierto? Responded vosotros...
Supongamos que usted es mi esposo Eugenio de Zúñiga y Ponce de León y me cupiese alguna culpa...¿Tendría derechoa quejarse?
¡Fuera de aquí todo el mundo! ¡Garduña! ¡Garduña! ¡Todos a la cárcel! ¡Todos a la horca!