-Patronio, me han prometido que, si viajo a cierto lugar me darán unos dineros, lo que me beneficia mucho.
-Señor conde -dijo Patronio-, para que hagáis lo que me parece más conveniente, querría contaros lo que le sucedió a cierto hombre que tuvo que pasar un río cuando iba cargado con unas piedras preciosas.
El conde preguntó qué le había pasado a aquel hombre, y Patronio respondío:
Señor conde, hubo una vez un hombre que iba por un camino cargado con un saco. Llevaba en él una gran cantidad de piedras preciosas, y las piedras eran tantas que costaba mucho acarrearlas.
Yendo por el camino, el hombre topó con un río, y no tuvo mas remedio que meterse en el agua para cruzar a la otra orilla. y, como la carga que llevaba a cuestas era tan pesada, cuando estaba en mitad del río, el hombre empezó a hundirse a toda prisa.Un vecino del lugar que estaba a la orilla del río empezó a gritarle:
-¡Escuchadme, amigo, como no soltéis la carga que lleváis al hombro, os ahogaréis sin remedio!