Había un exitoso hombre de negocios que estaba a punto de cerrar un contrato muy importante con una empresa japonesa.
Para que esta ocasión sea más especial yo los invitaré a comer a un restaurante, en el cual completaremos el contrato
Para agradecer el hombre de negocios quiso llevar un detallito, así que le llamó a su esposa, experta en etiqueta, para saber qué sería lo mejor
Los socios japoneses me invitaron a una comida para firmar el contrato, ¿qué les pudiera llevar como detalle?
Flores, nunca quedas mal, sobre todo si son orquídeas.
El hombre fue a una florería fina y ordenó una maceta con 4 orquídeas blancas, y en una tarjeta roja, escribió su agradecimiento al anfitrión.
Florería
¡Gran error! En Japón las flores blancas representan enfermedad, el 4 es de mala suerte y las tarjetas rojas son para invitaciones a funerales, por lo que los japoneses destruyeron el contrato.
Se activa la cláusula 54 del contrato, la cual permite romper el trato en el instante sin necesidad de comprensión y/o explicaciones.
Más tarde, un amigo del hombre de negocios pasó a visitarlo a su casa y lo encontró sentado tristemente en un sillón.
¿Porque estás triste?
Siéntate y te contaré que pasó...
Después el hombre de negocios le contó todo lo sucedido.
Todos cometemos errores de etiqueta como: ¿Manchar con la tinta de una pluma a un cliente importante? o ¿Haber mandado un email muy personal a la persona errónea? Si te equivocas, pide una disculpa sincera y, cuando sea apropiado, busca el lado chistoso (siempre lo hay).
Esta bien, le llamaré a los socios japoneses para disculparme, ¿tal vez puedan reanudar el contrato?
Gracias por la invitación
Al final, los socios japoneses aceptaron la disculpa y reanudaron el contrato.