Mi instructor me dio una aguja, un ovillo de hilo y me pidió que pespunteara un dibujo.Cuando los tuve en la mano no pude entender para que servían. Caí en una especie de letargo. No podía recordar el nombre de estos u otros objetos que la gente me señala.No se ni entiendo donde están las cosas. Cuando salí del cuarto de baño olvide hacia donde tenia que volverme para regresar a mi habitación.Cuando me dieron de alta, tomar el tren de regreso casa, navegar mi ciudad natal e incluso reconocer mi propia casa me fueron imposibles de lograr sin ayuda.
Desde que fui herido tuve problemas, en ocasiones, al sentarme en una silla o sillón, la silla parecía estar mucho más al costado de lo que me parecía.
Cuando trato de leer un libro, lo más que puedo captar es tres letras a la vez (al principio solo veía una)A veces leo un texto y no le encuentro sentido. Si quiero entender una palabra tengo que esperas hasta que llega el significado
Al intentar leer, las letras me parecían extranjeras, al ver un periódico, pensé que probablemente no era ruso.!Cuan terrible es no poder leer¡
Al día siguiente estaba sentado con un humildad ante una maestra. Me señalo el alfabeto ruso y no lo reconocía; lo había aprendido hace mucho, también el alemán y el inglés. Sus lecciones fueron difíciles, porque debía empezar desde cero. Aprendí las letra vinculándolas a los nombres de mi familia y palabras muy familiares.Al cabo de unos meses podía recordar todo el alfabeto, pero no de forma inmediata.
Decidió escribir un diario para relatar las características del terrible abismo en que lo había arrojado su lesión, y la lucha que debió emprender para recuperar lo perdido. Trabajo en ese diario día tras día, durante veinticinco años
Al principio, escribir fue tan difícil como leer, y quizá más. Me había olvidado como usar un lápiz.
Inclusive después que me pareció conocía las letras, no podía recordar cómo se formaban. Pero un doctor me pidió que tratase de escribir en forma mecánica, sin levantar la mano del papel.Logre escribir con rapidez, pero me resultaba difícil leer...siquiera mi propia escritura. Aprendí a leer y escribir en seis meses.
Me pase semanas pensando en lo que quería escribir y en cómo lo haría, pero mi cerebro enfermo no recordaba las expresiones adecuadas.Decidí destinar partes del a diario a los período que pasé en distintos hospitales, pero me di cuenta de que no contaba con suficiente vocabulario.
He repetido los mismos puntos en mi relato, y puede que lo haga de nuevo, porque siempre olvido lo que escribí y lo que deseo decir.
Daba vueltas a cada frase, me esforzaba por unir las palabras a las ideas !pero que tortura era eso¡Siempre olvidaba lo que quería escribir, lo que acaba de pensar un minuto antes y no podía recordar hasta dónde había llegado.
¿Por que escribo?¿Era necesario? A la larga decidió que lo era, pues no estaba capacitado para ninguna otra cosa, le daba alguna razón para vivir. Se que mi escrito puede ser también de gran ayuda para hombres de ciencia que estudian como trabaja el cerebro y la memoria (psicólogos, neurólogos y otros médicos).
Trabajo en esta historia de mi enfermedad desde la mañana hasta las cinco de la tarde. A veces permanezco sentado ante una pagina durante una o dos semanas.
Para el tercer año había agregado algunas cosas a mi relato y decidí reescribirlo todo. Quiero terminar lo que empecé. Me siento ante mi escritorio todo el día, sudando con cada palabra. No se me ocurre otra forma de salir de mi situación.
¿Cuántas tragedias ha creado la guerra?¿Quien sabe cuantos de aquellos a quienes la guerra destrozó y mutilo habría podido llegar a ser grande personas. Entre ellos pueden haber existido grandes hombres de ciencia que habrían hecho la vida aun mas luminosa, más promisoria.
Al describir su suerte, nos dejo, no solo un trágico documentó, sino además una invalorable información. En verdad, ¿Quién es mas capaz de describir un suceso que el que fue testigo ocular, participante y victima de él?