Andrés era un niño muy bueno que vivía con su padre y con su madre también, nada malo ocurría en esta familia, pero un día bajó a la sala el niño y entonces vio dos criaturas que se encontraban sentadas en el sillón de su hogar.
Se despertó Andrés y su papá, tanto como su mamá se encontraban junto a él porque todo había sido una pesadilla y hasta donde el niño sabe, sus padres no serían extraterrestres, sino que son padres iguales a los demás. Los abrazó con mucho amor y pudo al fin estar tranquilo.
Escuchó atentamente antes de correr que uno de ellos hablaba y tenía la voz de su papá. Por eso sucedió los siguientes días que Andrés se escondió de su padre y no quiso decirle nada a mamá de lo que había visto por miedo.
Al tiempo, Andrés volvió a bajar y entonces vio a las mismas criaturas sentadas en su sillón que estaban conversando, pero esta vez no solamente escuchó la voz de su padre, sino que se dio cuenta de que contestaba la voz de su mamá, ahora nada podía ser peor para el niño que se encontraba aterrado sin ningún consuelo
Se escondió debajo de su cama para que nada malo le pase y las criaturas lo empezaron a buscar por toda la casa como si no se dieran cuenta de que ahora tenían forma de extraterrestre en vez de la forma humana que siempre tenían frente a su hijo.