El mercado, el arriendo, la comida del michi… El mercado, el arriendo, la comida del michi… El sueldo, ¿Me alcanzará? Bueno, este mes las propinas fueron gratificantes, tal vez sí… El mercado, el arriendo, la comida del michi. No puedo olvidarlo.
Amelia, tendremos una fiesta este fin de semana ¿irás?
Trabajas durante jornadas extensas, haces horas extra, ganas dinero pero nunca tienes tiempo para disfrutarlo, no te parece eso irónico?
mm, nah, nunca lo he pensado así.
Fiesta? Claro que no, el tiempo no me alcanza para nada. Este fin de semana debo hacer las compras de la casa
¿Para qué trabajo? nunca tengo tiempo, pero si no trabajara nunca tendría dinero… quisiera viajar a Argentina tal vez, pero cómo? Si no tengo tiempo… y si renuncio? Pero cómo? Si no me puedo quedar sin dinero, y si me quedo sin dinero qué va a pasar con el mercado, el arriendo y la comida del michi?
Esta pxta vida no tiene sentido, nada de lo que hago me llena, nada me satisface y esta monotonía va a acabar conmigo, pues mejor lo haré yo misma
¿Michi?
miauuuu
¡Eso es! No puedo irme y dejarte solo, michi. Tal vez la rutina sea complicada, pero ¿Quién dijo que necesitaba tener un sentido para querer vivirla? Tal como lo relató Camus, Sísifo sabía que su vida era un eterno castigo y aún así la disfrutaba, ¿Por qué yo no puedo? Encontrar la belleza de lo absurdo es la clave. Encontrar razón en lo ilógico será mi lema de ahora en adelante. ¡El mercado, el arriendo, la comida del michi! Será el castigo eterno que, así como Sísifo, siempre disfrutaré.