WE MIRA ESOS MUSULMANES SEGURO VAN A HACER ALGÚN ATENTADO
SII MEJOR VAMONOS
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Los prejuicios o las conductas racistas siguen empañando las relaciones entre las personas, los grupos humanos y las naciones. La opinión pública se conmueve siempre más. Y la conciencia moral no puede de ninguna manera aceptar tales prejuicios o conductas.
La Iglesia es particularmente sensible a las actitudes discriminatorias: el mensaje que ella recibe de la Revelación bíblica afirma vigorosamente la dignidad de cada persona creada a imagen de Dios, la unidad del género humano en el designio del Creador y la dinámica de la reconciliación realizada por el Cristo Redentor, quien ha derribado el muro de odio que separaba los mundos contrapuestos [1] para recapitular en sí la humanidad entera.
PORFAVOR NO MAS
CLARO QUE NO SIGO YO
AHORA YO GOLPEARE A LOS ESCLAVOS
la misión de ayudar a esclarecer y estimular las conciencias acerca de esta cuestión capital: el recíproco respeto entre los grupos étnicos y raciales y su convivencia fraterna. Esto supone a su vez un lúcido análisis de ciertos hechos complejos del pasado y del presente y una apreciación imparcial de las deficiencias morales o las iniciativas positivas, a la luz de los principios éticos fundamentales del mensaje cristiano.
Las conductas y las ideologías racistas no han comenzado ayer; hunden sus raíces en la realidad del pecado desde el origen del género humano, tal como la Biblia nos lo presenta con el relato acerca de Caín y Abel y de la Torre de Babel.
Históricamente, el prejuicio racista en sentido estricto, en cuanto conciencia de la superioridad biológicamente de terminada de la propia raza o grupo étnico respecto de los otros, se ha desarrollado sobre todo a partir de la práctica de la colonización y la esclavitud, al principio de la época moderna. La antigüedad greco-romana, por ejemplo, no parece haber conocido el mito de la raza. Los griegos estaban ciertamente convencidos de la superioridad cultural de su civilización,
. Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, las actitudes cambian. La primera gran corriente de colonización europea es acompañada de hecho por la destrucción masiva de las civilizaciones precolombinas y por la sujeción brutal de sus habitantes. Si los grandes navegantes de los siglos XV y XVI eran libres de prejuicios raciales, los soldados y los comerciantes no practicaban el mismo respeto: mataban para instalarse, reducían a esclavitud los «indios» para aprovecharse de su mano de obra, como después de la de los negros, y se empezó a elaborar una teoría racista para justificarse.