¡No puede ser!, fue Antígona, ella enterró a su hermano.
¡Descarada!, te hemos atrapado en el acto, no me la creo que haya sido una mujer. No puede ser!, fue Antígona, ella enterró a su hermano.
¿Qué?, si la de hazaña fui yo, no tienes el derecho de morir en la gloria porque cuando te ofrecí participar no quisiste.
No me importa lo que los dioses digan, tú debiste de obedecer lo que yo indiqué. Antígona vas a morir.
Y, ¿es en serio que vas a matar a Antígona, la novia de tu hijo?
Lo tengo que admitir, yo la ayudé
Mira, el plan es muy simple, tenemos que ir a enterrarlo a escondidas.
No me importa, yo voy a hacer todo por mis hermanos difuntos.
¿Qué? Es muy riesgoso, no quiero tomar parte en esto.
Corífeo: Polinice y Eteocles, rompieron su trato de repartir el reinado y pobres almas, uno contra otro alzaron las armas y terminaron muertos los hermanos, muy lamentable esta historia.
¡Sólo un loco lo enterraría!
Me proclamo rey y doy el mandato de no enterrar a uno de los hermanos difuntos.
¿Qué pasa?, ¿cuál es el problema?
Más vale que encuentres al desgraciado, que si no paga por esto, tú lo harás, es más, hasta pudiste haber sido tú.