Soy Adriel y llevo tres horas perdido en este extraño pueblo. Lo único que sé es que hay una vocecilla extraña que me susurra que debo ir a tres lugares.
Primero al Cerro Campana, luego a las Pinturas Rupestres de Faical y por último a la laguna azul
Y solo así, podré irme. Tendré que apresurarme
Adriel no conocía el camino a esos tres lugares, pero esa voz aun seguía susurradonle algunas indicaciones. En el camino, quedó maravillado con la amabilidad de las personas para guiarlo a su destino. Se ofrecieron a acompañarlo, pero Adriel prefería la soledad. Aun estaba algo confundido por escuchar esa voz y por haberse perdido.
Cuando Adriel vio los juegos y el paisaje que tenía frente a él su expresión fue una de fascinación. Fue él quien tuvo la iniciativa de probar y disfrutar cada uno. La voz desapareció por un momento, él momento en que él chico fue feliz. Adriel se divirtió tanto que casi olvida que tenía que ir a otros lugares para por fin seguir con su camino, así que llamó a la voz y ambos emprendieron camino a las Pinturas de Faical.
Haré que cambies de opinión. Aun me quedan dos lugares para demostrarte lo bonito de San Ignacio
Lo disfrutaste. ¿Ves que este lugar es genial?
Adriel tomó un descanso. La voz aprovechó para volver a hacerse presente
No es verdad. Solo sigamos. Ya quiero irme
En el transcurso al siguiente destino, Adriel se encontró sorprendido por la curiosidad que sentía sobre el pueblo que estaba conociendo. Lo había conmovido ver como una comunidad se volvió tan unida para mejorar su convivencia. La vocecilla optó por un tono divertido cuando escuchó como Adriel le preguntaba por la comida de la que escuchó hablar.