Nunca supieron lo que padecia Alicia pero con el tiempo se iba desvaneciendo y en esos momentos Jordan nunca se aparto de ella.
Aqui estare contigo mi hermosa alicia
Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aun que le arreglaran el almohadón.
¡No toquen nada!, ¡Váyanse!
Alicia murió, por fin. La sirvienta, cuando entró después de deshacer la cama, sola ya,miró un rato extrañada el almohadón.
¡Señor!, en el almohadón hay manchas que parecen sangre.
Jordán se acercó rápidamente y se dobló sobre aquél. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras
Parecen picaduras
Exacto y ademas pesa mucho
Llevemoslo a la mesa
Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Entre plumas superiores que volaron, moviéndose lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa.
¡AH!
Estos parásitos de las aves,diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas situaciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.