La señora A estaba sentada en el saloncito de recibo de su casa. Miró el reloj: eran las seis en punto. ella sabía que su marido, el señor B, llegaba siempre cuando el reloj acababa de dar la sexta campanada. El señor B salía de la casa después del desayuno; almorzaba en un restaurante, y regresaba otra vez a su hogar a las seis. Una hora antes –a las cinco- la señora A había hablado con el señor B –telefónicamente- para decirle que no olvidara llegar al puesto de la esquina y comprar la revista que debía haber llegado esa misma tarde.
Lo que usted necesita no es un medico si no un detective, su marido ¡lleva más de ocho horas muerto!
¡Aaaa!
Hablé con él a las cinco para pedirle que me comprara una revista, mientras esperaba en la sala de recibo oí la llave girando en la cerradura...
Por eso, cinco minutos después de que la señora miró el reloj, supo que era su marido quien estaba introduciendo una llave en la cerradura de la puerta. Todos los días sucedía lo mismo; la llave no giraba con facilidad.Y ese día, como todos, la señora A se quedó mirando la puerta hasta cuando empezó a abrirse. Entonces dejó de mirar y siguió leyendo.
Cuando se volvió de nuevo, vio a su marido recostado a la puerta, con los lentes puestos y la revista en una mano. La señora A no se preocupó: estaba asistiendo a la misma escena de todas las tardes. Pero en ese instante sucedió algo distinto: se oyó el ruido de un cuerpo al derrumbarse.
La señora A miró de nuevo y vio a su marido tendido boca abajo junto a la puerta. Y no necesitó tocarlo más de una vez para saber que estaba muerto.
¡Pero como es eso posible!
El médico llegó en 15 minutos después de que la señora A lo llamó por teléfono y le dijo que había un hombre muerto en su casa, El médico le tomó el pulso al señor B y se dispuso a colocarlo boca arriba para auscultarlo, pero antes de que lo hiciera se puso en pie y le dijo a la señora A :
La señora A llamó a la policía y, en una explicable crisis nerviosa, respondió como pudo a todas sus preguntas.
...vi brevemente a mi marido recostado en la puerta, después solo escuche el sonido de un cuerpo derrumbarse