-Soy un amigo tuyo, le dice Don Bosco. - ¿Un amigo?, já! -Y, tú ¿cómo te llamas?-Me llamo Miguel Magone -Y tus padres?-Mi papá murió y mi madre trabaja para tratar de alimentar a mis hermanas y a mi- Y, ¿tu futuro?-Tendréque estudiar algo. No sé. -Presentate mañana en el vicario de la parroquia
-Miguel, desde hace unos días no te veo con la misma alegría, te encuentras bien?-De salud me encuentro bien-Entonces y esa melancolía?-Mis compañeros, que ya son buenos, rezan y celebran y se hacen mejores todavía; y yo, que soy un pillo, no puedo tomar parte, y esto me causa mucho remordimiento.-Pareces niño pequeño, ven vamos a confesarte.
-¿Le parece que todos mis pecados han sido perdonados? - Vete tranquilo, El Señor, que en su gran misericordia te esperó hasta ahora para darte tiempo, te ha perdonado todos tus pecados.-¡Que feliz estoy!
Magone paso aquel día preparando su examen de conciencia y listo para confesar todas esas cosas que le daban intranquilidad