De los cerros altos del sur, el de Luvina es el más alto y el más pedregoso. El aire y el sol se han encargado de desmenuzarla, en Luvina los días son tan fríos como las noches y el rocío se cuaja en el cielo antes que llegue a caer sobre la tierra.
Ya mirará usted ese viento que sopla sobre Luvina. Es pardo. Dicen que porque arrastra arena de volcán; pero lo cierto es que es un aire negro. Ya lo verá usted. Se planta en Luvina prendiéndose de las cosas como si las mordiera
Por cualquier lado que se le mire, Luvina es un lugar muy triste. Usted que va para allá se dará cuenta. Yo diría que es el lugar donde anida la tristeza. Donde no se conoce la sonrisa, como si a toda la gente le hubieran entablado la cara. Y usted, si quiere, puede ver esa tristeza a la hora que quiera.
cuando llegué por primera vez a Luvina, el arriero que nos llevó no quiso dejar siquiera que descansaran las bestias.
En cuanto nos puso en el suelo, se dio media vuelta
Yo me vuelvo
Espera, ¿no vas a dejar sestear a tus animales? Están muy aporreados.
Ella agarró al más pequeño de sus hijos y se fue. Pero no regresó.
Bueno, si no te importa, ve a buscar dónde comer y dónde pasar la noche. Aquí te aguardamos