¡Cayó, cayó finalmente la orgullosa Babilonia! Se ha convertido en mansión de demonios, en guardia de espiritus impuros y de toda clase de aves inmundas y detestables.
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Aleluya... Aleluya... Aleluya...
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Yo hago nuevas todas las cosas, escribe que estas palabras son verdaderas y dignas de contar. Ya está yo soy el Alfa y el Omega, el inicio y el fin. Al que tenga sed le daré de beber de la fuente de agua de la vida
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Ya no habrá nada maldito. Será la ciudad del trono del trono de Dios y del Cordero, en la qye sus servidores le rendiran culto, contemplaran su rostro y llevaran su nombre escrito en la frente. Ya no habrá noche, no necesitarán de luz de lámparas ni luz del sol, porque el Señor Dios alumbrará a sus habitantes, que reinaran por los siglos de los siglos.