Wow, esas almohadas dejaron muy suave a mi barriguita, te dejaré sobarla si quieres
*slurp
Gracias por el bocadillo pequeña
Eso hará que expulse la menta
*gurgle
No recordaba lo delicioso que sabían los pesca...
¿¡Mmrff...!?
*rumble
¿Te gustó?
De esta manera, la hámster fue a la cocina, colocó un pescado y una mazorca de maíz en la mesa, y, entonces, fue metiendo la mazorca en la boca del pez hasta que no se pudiera ver. Mientras lo hacía la gata la llamó comentando lo suave que quedó su panza y permitiéndole sobarla.
Poco después, la roedora le entregó el pez a la gata, ella le agradeció por el pez y de un largo sorbo se lo tragó. La pequeña hámster pensó que la mazorca de maíz conseguiría hacer que la gatita deje salir la menta.
Ewww, ¡que desagradable!
La gatita estaba diciendo lo rico que la pareció el pescado cuando fue interrumpida por los fuertes gruñidos de su estómago y el aire que subió a sus cachetes haciendo que se inflaran. La gata tapó su hocico sorprendida por lo agitado que se volvió su vientre de un momento a otro. En ese momento, la pequeña roedora blanca preguntó si le había gustado el pez.
Espera... ¿por qué mi aliento huele a maíz?
Al menos salió
La gata se tragó el aire que tenía en su boca y su estómago dejó de gruñir. Entonces la felina se volteó hacia la roedora mientras el aire comenzaba a golpear las paredes de su estómago causando bultos, así, cuando la gatita abrió el hocico para responderle, el aire subió por su garganta y ella, involuntariamente, rugió un fuerte eructo que hizo volar a la pobre hámster por los aires. La pequeña chilló por el susto y afortunadamente no se lastimó al aterrizar.
*BURP
*Squeak
El aire siguió saliendo de la gata durante un minuto hasta que el tamaño de su barriga se había reducido a menos de la mitad, mientras tanto, la roedora se quejaba. La felina estaba tan cansada y adolorida que cuando ella había terminado su largo y ruidoso eructo se recostó boca arriba. En su panza solo quedaba el pez, la mazorca de maíz, las almohadas, la gaseosa y un poco de aire, pues la menta había subido hasta la garganta de la depredadora, y un pequeño eructo la sacó afuera de esta.
*urp
La felina comenzó a quejarse de su dolor de estómago hasta que la hámster blanca regresó, allí la pequeña se sintió aliviada cuando vio los restos de la menta, al instante lo recogió y lo guardó en una pequeña mochila sin que la depredadora se diera cuenta. La gata al ver a su amiga se sonrojó, y comenzó a disculparse. Sin embargo, mientras le explicaba lo que pasó, notó el olor a maíz que había dejado sus gases.
¡Ohhh, mi pobre barriguita!
Ay perdón, es que mi pancita comenzó a agitarse y yo no....