Tomar decisiones puede ser difícil y es inevitable en la vida cotidiana. Tendemos a pensar que solo hay algunas decisiones difíciles en la vida, como "¿debería tomar este trabajo o ese trabajo?" o "¿debería comprar una casa o alquilar?" Si bien estas son decisiones importantes, lo que las hace difíciles son las elecciones. Cuando cada opción es igual, dificulta la decisión. Sin embargo, hay formas de hacer que la decisión sea menos difícil sopesando las opciones, observando los resultados a largo plazo y reflexionando sobre las elecciones realizadas. Practicar estas técnicas en el aula es una excelente manera de facilitarlas en la vida.
Tomar decisiones puede ser más fácil para los adultos que para los adolescentes. La razón es porque, como adultos, entendemos nuestras metas, valores y estándares. Basamos nuestra toma de decisiones en el valor de la recompensa y las confianzas con las que podemos lograrlo. Los estudiantes pueden no tener un concepto de sí mismos o una idea de a dónde quieren ir. Esta próxima generación tiene tantas opciones en la vida después de la graduación que es posible que no puedan elegir solo una. Hay demasiadas opciones, y sopesarlas todas crea una sobrecarga. A través de estas actividades, los estudiantes desarrollarán su capacidad de pensar sobre las consecuencias, reducir el estrés durante la toma de decisiones y aprender a tomar decisiones utilizando un modelo de ideas.