Francisco era experto en la selva amazónica. Un día, estaba guiando a un grupo de turistas a través de la jungla. Uno de ellos, Juan, un hombre locuaz y hablaba sin parar mientras caminaban. Francisco estaba cansado de su charla interminable y le pidió que guardara silencio.
¿Por qué tienes que ser tan callado, Francisco? ¡Dime algo interesante!
Soy un guía, no un cuentacuentos. Además, debemos estar alerta en este territorio peligroso.
Mientras caminaban, encontraron un lugar bizarro en la selva, una gran cueva que parecía estar fuera de lugar.
Pero Juan ignoró la advertencia de Francisco y se aventuró dentro de la cueva.
¡Wow, esto es impresionante! Nunca había visto algo así.
Tenga cuidado, esto es peligroso. No es seguro entrar.
Los equipos de rescate llegaron rápidamente y, gracias a la habilidad eximia de Francisco, lograron encontrar a Juan y traerlo de vuelta a salvo. Desde ese día, Juan guardó silencio y aprendió a respetar las advertencias de su guía baquiano.
Más tarde, cuando llegaron a su destino, el grupo descubrió que Juan había desaparecido. Francisco sabía que debía actuar con rapidez y delatar su ubicación a los equipos de rescate.
Tenemos un problema, uno de los turistas se ha perdido. Deberíamos llamar a las autoridades y pedir ayuda.