A quemarropa disparó dos veces contra un prisionero. Supo luego, que era el hermano de su enamorada.
Juro que la próxima vez que disparé un arma, será contra Trujillo.
Urania entra a la casa, donde se sienta a tomar un café antes de subir a la habitación de su padre. Toca la puerta y ve a su padre embutido en un pijama azul. De ese hombre seguro de sí mismo, que se creía dueño del mundo, ya no queda nada. Ahora la miran dos ojos asustadizos, una sonrisa sin dientes.
Hola soy tu hija, vivo en Manhattan, tengo cuarenta y nueve años, soy soltera y tengo todo el tiempo del mundo para leer.
¿Esas vejaciones valían la pena? ¿el poder adquirido era lo suficiente como para soportar esos maltratos?
Urania le cuenta sobre su fanatismo de la época de Trujillo, esos tiempos en los que él pertenecía al círculo íntimo del dictador, la historia cuenta que el mismo Trujillo humillaba a los dominicanos más preparados del mundo. Agustín la mira sin pestañear. Entonces irrumpe la enfermera con una fruta para el desayuno.
Urania dale esta fruta a tu padre, aun no a tomado desayuno.
El apartado comienza con el encuentro entre el coronel Johnny Abbes y Trujillo en el despacho del Generalísimo.
Debes de tener cuidado con la iglesia y recuerda solo hay dos caminos, rendirse o derrotar al enemigo.
Sus palabras me parecen desagradables, pero agradezco su sinceridad.
En la habitación de su padre, Urania le da de comer en la boca. Recuerda los momentos de violencia vividos bajo el régimen de Trujillo.
Papá en el poco tiempo libre dispongo, disfruto de leer historia dominicana. Siento que es una forma de mantenerme cerca de mis raíces, a pesar de que hace más de treinta años que no piso mi tierra.
El Constitucionalista Beodo, aparece en el despacho de Trujillo, dispuesto a hablar de las sanciones impuestas por la Organización de los Estados Americanos contra el país.
Esos puestos de trabajo no existirían si no fuera por mi familia.
Te propongo reducir el personal de tus empresas, que emplean al 60% de la población.