Anoche, antes de dormirme, se me apareció de repente Hanneli. La vi delante de mí, vestidacon harapos, con el rostro demacrado. Tenía los ojos muy grandes y me miraba de manera tan tristey con tanto reproche, que en sus ojos pude leer:
El otro día a Bep casi le da un ataque de nervios, de tantos recados que le mandaban hacer.Diez veces al día le encargaban cosas, insistiendo en que lo hiciera rápido, en que volviera a salir oen que había traído alguna cosa equivocada.
Había vuelto la tranquilidad, los latinistas habían desaparecido y yo me senté a la mesa paravolver a la escritura, pero por más que buscara en todas partes, la estilográfica no aparecía. Busquéotra vez, Margot también buscó, y mamá, y también papá, y Dussel, pero la pluma habíadesaparecido sin dejar rastro.
-Quizá se haya caído en la estufa, junto con las judías
-¡Cómo se te ocurre!
«Oh, Ana, ¿por qué me has abandonado?¡Ayúdame, oh, ayúdame a salir de este infierno!»
Como todos los años, San Nicolás ha venido y a la Casa dé atrás regalos ha traído.Lamentablemente la celebración de este año no puede ser tan divertida como antaño,Como todos los años, San Nicolás ha venido y a la Casa dé atrás regalos ha traído.Lamentablemente la celebración de este año no puede ser tan divertida como antaño,