Un hombrecito iba a la casa-hacienda, porque ocuparía el lugar de pongo. Era pequeño, miserable todo lamentable
El patrón de la hacienda al ver al hombrecito se río y empezó a burlarse de él, no lo trataba como una persona.El pongo se sentía avergonzado.
Sin embargo, el hombrecillo tenia la fuerza de un hombre común,por eso todo lo que hacía lo hacía bien,pero siempre se veia temor en su rostro
El patron dice que limpies bien, y hazlo bien.
Si papasito,si mamacita.
El hombrecito no molestaba,trabajaba callado,todo cuanto decía cumplía, por eso el patrón sentía desprecio por él,el pongo solía decir:
Al anochecer frente a la servidumbre, el patrón martirizaba al pongo, lo sacudía como un pellejo le obligaba a arrodillarse y le golpeó suavemente la cara.
gran señor, yo no puedo saber lo que valgo
bueno,
Le obligo a ladrar, pero el hombrecito no podía ladrar, el patrón morìa de risa al pedirle que se pusiera como un perro.
no puedo resar no estoy en mi lugar,este lugar no es de nadies