Al comenzar el amanecer don Santos se coloca su pie de palo y comienza a gritar a sus dos nietos: -¡A levantarse!, ¡Efraín, Enrique!, ¡ya es hora!, estos dos niños se encargan de alimentar al cerdo que don Santos cría y que lleva por nombre Pascual.
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Para ello se deben aventurar a la calle y después de jugar, llegan a las casas lujosas, cada uno escoge su acera, la finalidad es vaciarlos cubos de basura y encontrar comida para alimentar a Pascual, seleccionan ágilmente verduras, tomates, pedazos de cebo, etc., llenado las latas que llevan consigo, se termina la tarea y regresan a casa cuando llega el alba.
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Tranquilo hermano
Estoy cansado de hacer esto.
Don pascual alimenta al cerdo siempre inconforme y les da café preparado, cuando llega el invierno, el cerdo Pascual aumenta de tamaño y las exigencias de don Santos son las máximas, por ello manda al muladar a sus nietos, donde los basureros arrojan la basura, el olor es nauseabundo, se mezclan con los perros y los gallinazos que merodean el lugar.
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Abuelo por favor, ten piedad; Efraín está mal.
En el trajín Efraín sufre un corte en la planta del pie, al día siguiente no puede levantarse, don Santos piensa que finge, los hermanos apoyados entre si parten a la odisea, pero regresan sin nada.
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¡Logré llenar los dos baldes!
A tanta prepotencia y exigencia de don Santos, Enrique se enrumba al muladar, regresa con los cubos repletos, pero trae un perro escuálido y medio sarnoso y suplica a su abuelo para que se quede y le pone de nombre: Pedro.
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desde entonces empezaron unos dias angustiosos interminables