Arquímedes y la corona-FERNANDA ESTHER RANGEL CASTILLO 2226
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- Solo habría que encontrar una pieza de oro puro que tuviera exactamente el mismo peso que la corona: tal pieza habría de desplazar exactamente el mismo volumen de agua que la joya. Si los volúmenes desalojados de líquido no eran iguales, la corona sería falsa.
- ¡EUREKA!
- ¡NO ES DE ORO PURO!
- Al fin, según narra el relato, le iluminaron los dioses mientras se encontraba dentro de la bañera. Reflexionando sobre el volumen de agua que desplazaba su propio cuerpo, ideó un procedimiento tan astuto como infalible:
- y el encargado en comprobar si es de oro puro será Arquímedes
- Espoleado por un descubrimiento tan genial como repentino, prosigue la leyenda, Arquímedes saltó fuera de la tina y corrió hacia palacio mientras gritaba: “¡Eureka!”.
- Le encargo a un orfebre diseñar mi corona de oro puro ,con la ayuda de mi consejero, te voy a dar el oro
- La prueba demostró que la corona tenía una parte impura añadida al oro y que el orfebre, por tanto, había mentido.
- ¿Cómo le haré?
- reclamó un día del sabio Arquímedes que determinara si una corona que había encargado el soberano era realmente de oro puro, como pretendía el orfebre hacedor.
- Cuenta la leyenda que, allá por el siglo III a.C., el tirano de Siracusa, Herón II...
- ¡Si señor!
- Arquímedes puso a funcionar su cerebro clarividente y afiló el ingenio para encontrar una solución.
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