Ignoraba las razones por las que pasaba pero cada vez notaba aquellas oficinas más llenas
A medida que crecía hablaba con mis padres y en el colegio aprendía la historia del país, empecé a entender que quizá aquellas personas no querían estar en la ciudad y que habían sido forzadas a estar en esos sitios.
Recuerdo que de niño vivía de forma ingenua
La gente se amontonaba a las afueras, reclamando algo que yo no entendía
De vez en cuando solía ver largas filas de gente esperando afuera de edificios gubernamentales
Cuando estaba ya en un curso avanzado del colegio, conocí un amigo que creció en el Putumayo
Me empezó a parecer injusta la poca atencíon que se le da al campo desde la comodidad de nuestras ciudades
Esa parte de Colombia que yo no conocía, la parte de la violencia y lo que en realidad habían vivido todas estas familias desplazadas
A medida en que conocí a mi amigo también conocí la realidad de las zonas rurales,
Ahí fue cuando realmente dimensioné lo diferente de nuestro entorno
Me empecé a sentir culpable de disfrutar los frutos del campo mientras en él sufría su gente
Me llenó de alegría saber que los acuerdos de paz se empezaron a efectuar, ya que las familias que vivían la violencia iban a ver un cambio
Y los que se habían quedado con el tiempo, por fin podían establecerse y tener una vida más estable.
Solo espero que cada día nuestra sociedad sane sus heridas y nuestro pueblo se perdone a sí mismo
Ya no iban a tener que pasar en aquellas calles en las que no querían estar
Sin embargo, aún debemos seguir construyendo la paz; las secuelas de toda una guerra separan a la gente.
Para que aquellos que ya no están, no se hayan ido en vano..