En la aldea de Wahlheim, Werther, maravillado con el paisaje y el esplendor de la aldea, escribe una carta a su amigo Guillermo, con emoción.
¡Cuánto me alegro de haber partido!...
Un día, Werther asiste a un baile organizado por el pueblo, donde conoce a Carlota, una hermosa joven de la que se enamora instantáneamente, pero que ya estaba comprometida.
¿Puedo, sin cometer una imprudencia, preguntarle quién es Alberto?
Alberto es un buen muchacho, al cual estoy prometida
Con el paso de los meses, Werther y Carlota pasaban más tiempo juntos, formando un lazo de amistad.
El prometido de Carlota, Alberto, llega y Werther lo reconoce como a un joven digno de Carlota.
Alberto ha llegado y yo me marcharé. Es un joven bueno y honrado que inspira cariño.
Werther va a despedirse de Alberto y tienen una discusión.
¿A eso llamas debilidad? No te dejes seducir por las apariencias. Si los esfuerzos son la medida de la fuerza, ¿por qué un esfuerzo supremo ha de ser otra cosa?
El suicidio debe mirarse como una debilidad del hombre
Werther va a partir a trabajar con el embajador, pues sabe que lo mejor es estar lejos de Carlota.
Es preciso volver a casa, ya es hora.
Adiós Carlota, adiós Alberto. Volveremos a vernos.