Cuando el cazador supo cómo lo había salvado la tortuga
Que feliz serás aquí
Y así pasó
Jamas
o quiso separarse más de ella. Y como él no podía tenerla en su casa, que era muy chica, el director del Zoológico se comprometió a tenerla en el Jardín, y a cuidarla como si fuera su propia hija.
La tortuga, feliz y contenta con el cariño que le tienen, pasea por todo el jardín, y es la misma gran tortuga que vemos todos los días comiendo el pastito El cazador la va a ver todos las tardes y ella conoce desde lejos a su amigo, Pasan un par de horas juntos, y ella no quiere nunca que él se vaya sin que le dé una palmadita de cariño en el lomo.