Era hace una vez un niño que se llamaba Poncho.Un día Poncho estaba llegando a la cima del Everest en bicicletaanotando tres goles en una final mundialista entonces en ese momento Pancho se enteró que tenía cero en geometría.Su profesora Inés no sabía nada sobre esta hazañas fantásticas dignas de mejor condecoración que ese cero redondo y rojo,repitió la misma cantaleta de siempre:¡Este niño no tiene remedio!.Las destempladas carcajadas de sus compañeros , coro permanente del sonsonete de la profe , nada tenían que ver con los aplausos y vivas que la gente le brindaba en cada victoria. Esas risotas produjieron en Pancho el calorcito y cosquilleo que anunciaba el paseo de los colores por su cara primero la palidez del susto luego el rosado y el rojo , hasta terminar en un particular violeta buganvilla. Miren que colorado se puso el gordo gritó Marco, con su vocecita chillona.¡El gordo parece sandia partida! añadió Ramiro, desde la última fila ¡ Que va! ¡Con tantos colores el gordo parece pelota playera! remató Felipe, atorado de la risa
¡Silencio niños!-dijo tibiamente la profesora Inés ,mientras con una mueca trataba de disimular una sonrisa que se le escapaba.Pues sí pancho estaba pasadito de libras.Es que con tantas ocupaciones,sus padres hace años que habían dejado de prepararlela colación.El dinero que le dan alcanza para papas fritas chicles y colas, menú nada recomendable para un campeón mundial.Y si a eso le sumamos las torres de arroz y fideo preparadas por la tía Virginia,la bien intencionada pero despistada chef de la casa , el resultado es el Gordo Pancho.En la noche con los deberes incompletos las lecciones repasadas a medias Pancho recuerda lo sucedido en la escuela y sonríe.los apodos y burlas resultan insignificantescomparados con los triunfos y alegrias que su imaginacion le regala por mantones.Ahora,vuela en parapente con su cobija azul;las manijas del armari marcan la ruta para escalar un inmenso muro de piedra , y su lamparita de mesa es la antorcha con la que tiene el honor de inagurar los Juegos Olímpicos . al día siguiente,luego de desayunar masitas coloridas y azucaradas, Pancho hará pique corto en el patio de su casa driblará la esquina y desbordará a toda velocidad por la vereda hasta la parada.¡El bus de la Selección no puede esperar!.