Era una tarde nublada y Josué iba manejando a prisa porque llegaría tarde a trabajar, cuando de pronto salió corriendo un vagabundo bajo los efectos del alcohol...
Josué no pudo frenar antes porque iba a gran velocidad, por lo que un gran ruido se escucho y ¡crash!...había atropellado al hombre...
Josué se bajo muy asustado por lo que acababa de hacer y por su cabeza solo le paso el hecho de que iría a la cárcel...
Ay no, ¿Qué he hecho? no puedo ir a la cárcel, tengo familia...
Ya más relajado, Josué se dio cuenta de que el hombre estaba vivo y aunque sintió alivio pensó en irse a la fuga porque no tenía dinero para pagar la atención médica que requeriría...
Debería irme de aquí no tengo como ayudarle , aunque no lo sé no me siento bien de dejarlo así.
Así que Josué empezó a valorar la situación...
Si le ayudo estaría siendo responsable, pero si no, sería yo un irresponsable y antipático con este hombre.
Después de evaluar detenidamente la situación y las implicaciones de lo que había sucedido, Josué concluyó que lo correcto y responsable sería asumir las consecuencias de sus actos y ayudarle a ese hombre, por lo que lo subió a su coche y lo llevó al hospital.
¡Tranquilo hombre! Te llevaré al hospital y estarás bien.