Antes de la llegada del padre salesiano italiano Antonio Polo, Salinas era una hacienda que pertenecía a una familia de terratenientes de origen colombiano.
Ellos explotaban a sus pobladores haciéndolos vivir en condiciones miserables.
En 1971, Antonio Polo llega con la misión de construir La Casa Comunal. Él, decidido a no abandonar este lugar que lo había recibido, cuenta que solía inventarse tareas para que su voluntariado no termine.
Fue así que se impulsó el hecho de que los salineros comprasen las tierras hasta lograr desplazar a los terratenientes que los tenían oprimidos.
Lo primero que se constituyó fue la Cooperativa de Ahorro y Crédito, lo cual permitió a los salineros tener una nueva perspectiva cooperativista en la que juntos empezaron a trabajar.
El padre Antonio Polo logró cada año atraer a voluntarios de otros países. Así fue que los salineros fueron capacitados en la preparación de quesos, chocolates, productos cárnicos, y otros que se siguen sumando a la lista.