Una mañana, a sangre fría, ceñí un nudo corredizo en torno a su cuello y lo ahorqué de la rama de un árbol. Lo ahorqué porque sabía que él me había amado.
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La perversidad es uno de los primitivos impulsos del corazón humano ...
Excepto una, todas las paredes se habían derrumbado. Me acerqué y vi, a modo de un bajorrelieve esculpido sobre la blanca superficie, la figura de un gigantesco gato. La imagen estaba copiada con una exactitud realmente maravillosa. Rodeaba el cuello del animal una cuerda
En la noche siguiente. Ardían las cortinas de mi lecho. La casa era una gran hoguera.
Me hallaba sentado una noche. Cuando atrajo repentinamente mi atención un objeto negro.
Plutón no tenía un solo pelo blanco en todo el cuerpo, pero éste tenía una señal ancha y blanca, aunque de forma indefinida, que le cubría casi toda la región del pecho.
Empleé con mi mujer un lenguaje brutal, y con el tiempo la afligí incluso con violencias personales.
De día en día me hice más taciturno, más irritable, más indiferente a los sentimientos ajenos.