Ulises y Circe estaban hablando sobtre los peligros a los que se tenía que enfrentar Ulises en su viaje, entre ellos, la isla de las sirenas
Aquel que escucha la voz de las sirenas no vuelve a ver ni a su mujer ni a sus hijos, ten mucho cuidado.
Esta era una isla bellisima, que se encontraba en el en el medio del océano, y que estaba unicamente habitada por unas extrañas mujeres, hijas del mar, qu te la cintura para abajo tenian forma de grandes pescados
Las sirenas eran seres cluelísimos les gustaba permanecer sentadas sobre la hierba de los prados, a la orilla del mar, entonando dulcísimas y atrayentes canciones
A punto de llegar a aquella isla, las sirenas a base de un hechizo detuvieron la brisa para que Ulíses y sus compañeros no pudieran seguir tan fácil
¡Tomen los remos y remen nos hemos quedado sin aire para avanzar!
Entonces muy lejano todavía, casi como un eco se escuchaban aquellas melodiosas voces de las sirenas, y siguiendo las instrucciones de Cirse, Ulises corto pedazos de cera, los moldeó y se los puso a los tripulantes en los oídos para que no escucharan las melódicas voces.
Esto ayudará
Ulises les dijo a sus tripulantes que lo amarraran a un poste, lo más fuerte que pudieran, ya que el no tenía la cera en los oídos, y así estaría seguro
Amarrenme y aunque les ruegue con señas que me desaten no lo hagan
Las melodiosas voces de aquellas sirenas insitaban a Ulises y rogaba por que los desataran, pero sus fieles tripulantes no lo desamarraban