Me encuentro con un pintor al que sirvo durante poco tiempo, porque la falta de entendimiento entre dos mentes opuestas hace que yo lo deje.
Con él capellán, aprendí a trabajar y ganar mi propio dinero. Trabajé durante cuatro años en condiciones miserables, pero conseguí comprarme mi propia ropa y cambiar de apariencia.
Gracias a mi conseguiste lo que ahora tienes.
Ya ahorré lo suficiente, así que me iré.
Esto no resulta muy conveniente para mi y mi bienestar, me marcho.
Me encuentro a un alguacil, con él que también duré poco tiempo, ya que el trabajo y los pensamientos de él son demasiados peligrosos y cercanos a la muerte.
Como lo desees.
Te ofrezco casarte con esta mi criada.
Conocí por último a Arcipreste de San Salvador, quien me presenta a una de sus criadas para que sea mi mujer.
Más malas lenguas, que nunca faltaron ni faltarán, no nos dejan vivir, diciendo no sé qué.
Lázaro, quien ha de mirar a dichos de malas lenguas nunca medrará.
Finalmente me caso con ella y logro encontrar la felicidad y estabilidad que nunca antes había tenido.