Fuí el primer presidente panista que llegó a la presidencia de la República Mexicana, después de 70 años de estar el PRI en el poder.
A principios de mi sexenio, plantee tres objetivos centrales para la política exterior : proyectar una nueva imagen de México frente a la comunidad internacional, priorizar la relación estratégica con Estados Unidos y fortalecer la presencia de nuestro país en los principales foros multilaterales.
En el “bono democrático” México asumió una posición pro-activa en los foros internacionales de derechos humanos, proponiendo acciones y resoluciones sobre un amplio número de temas y aceptó el déficit en derechos.
Acepté el monitoreo, la crítica y la asesoría de actores internacionales. México fue electo para presidir el recién creado Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Pero al defender a Irak provoque fricciones con el gobierno norteamericano, disminuyendo aún más las oportunidades de conseguir un acuerdo migratorio.
En la relación con Estados Unidos, pensé que México podría conseguirse un “acuerdo migratorio integral con el presidente Bush”.
Con la participación de México en el Consejo de Seguridad de la ONU. Yo, desde un inicio, me opuse totalmente a la Guerra en Irak .
Pero tras los atentados del 11 de septiembre, resultó claro que las prioridades de Washington eran otras.
¡Exelente!
Instauré la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental. La idea principal de esta ley era que cualquier ciudadano pudiera conocer cómo y en qué invierte el Gobierno Federal.
En mi gobierno se dio uno de los mayores crecimientos económicos de México y la inflación fue controlada a menos del 3.5%, algo no visto desde los años 60.