Hace dos siglos que una pobre mujer se encontraba ante el alcalde del crimen en graves apuros, pues su señoría, después de tomar la declaración. dijo a los alguaciles que la llevasen a la cárcel de corte ínterin que la reclamaba, como no podía dejar de suceder, la Santa Inquisición.
Habíase encontrado en poder de ella un chapincito de oro, esmaltado de piedras preciosas, perteneciente al Niño que en los brazos lleva la Virgen del Rosario.
Padre, le pido a la Virgen que alivie mi miseria
Yo le pedí a la Santísima Virgen que me alivie de mi miseria
La mujer declaraba que, habiéndose arrodillado ante el altar y pedido a la Santísima Virgen que aliviase su miseria (pues era viuda, con un celemín de hijos y sin fuerzas para trabajar en la costura
.........
!Embustera¡
El juez la llamó embustera y algo más; pero la mujer sostuvo con energía que no podía ser castigada sin que previamente declarasen la Virgen y el Niño.
Eres una embustera.. no te creo en nada
Recordando
Empezó el alcalde por interrogar a la Virgen si era verdad lo que aquella mujer declaraba. La Virgen se mantuvo seria, como si la cosa no fuera con ella.
La mujer le recalca
Ante tan maravilloso testimonio quedó la mujer absuelta de culpa y pena, y los dominicos, engreídos con el milagrito realizado en su iglesia, le señalaron pensión de seis reales diarios.
Pues no me crea....pero voy a seguir luchando, no voy a ser castigada sin que declarasen a la Virgen y al niño