¿Por qué los demás no pueden verme así como yo lo hago? ¿Qué hay de malo en ser diferente? ¿Qué pensará mi familia al enterarse de mi decisión?
Mamá, tenemos que hablar... Yo no me siento con quien soy físicamente, no me identifico. No siento orgullo por esto, pero es la verdad.
Días después...
¿En serio, mamá? Muchas gracias por no dejarme sola.
Hija, no tienes que sentir vergüenza de tu decisión. Será una situación difícil, existe mucha discriminación por identidad de género, pero yo siempre te apoyaré, igual que tus hermanas.
Sí hija, comenzaremos trabajando con las esferas del reconocimiento, así como lo manifiesta Honneth (1997).
Una semana después...
¡Estoy feliz por tu nuevo comienzo!
Llámenme "Mati", de ahora en adelante me dirán así.
Tenemos una duda, ¿ahora cómo te llamaremos?
El primer día del último año escolar...
Así que ahora eres "Mati". ¡Eres una cosa rara!
Un rarito dentro de un colegio de puras chicas, ¡no puede ser!
¡Dar pena y vergüenza, no deberías venir más, quédate en tu cueva!
¿Qué hice mal? ¿Por qué me tratan así?
Meses después...
No puedo más, esto no me gusta, la gente y la situación ya me hizo colapsar, ¡quiero desaparecer! Así como dijo el filósofo Charles Taylor en su texto "Multiculturalismo y la Política del Reconocimiento", el falso reconocimiento hace que me desprecie a mí mismo y eso no lo soporto. Solo... Le dejaré una carta de despedida a mi familia y unos regalos, mi mamá y mis hermanas se merecen lo mejor. Pero yo, me rindo...
Solo siguió a su corazón, ¡mi hijo no se merecía esto!