Una tarde un padre de familia se acerco para poder sobornar a la directora sobre la expulsión de su hijo, quien había hecho bullying durante varios meses a un compañero.
Buenas tardes directora, vine a ver cómo podríamos arreglar el asunto de la expulsión de mi hijo.
¿A qué se refiere con arreglarlo, señor?
¿Cuánto necesita usted para que anule la expulsión de mi hijo?
Yo no pienso aceptar la cantidad de dinero que me ofrezca, su niño merece ser expulsado y no hay justificación.
¿7mil?, ¿8mil?
Ya dije que me niego a aceptar cualquier cantidad de dinero, ¡su hijo mando al hospital a un niño que no le hizo nada!
Ay por favor directora, sabe bien que solo estaba jugando, si acepta el dinero olvidaremos todo esto.
¿Jugando? Incluso si le aceptara el dinero la madre del niño lo denunciará, ¿piensa sobornarla también?
Claro, ¿por qué no? de todos modos soy alguien que tiene mucho poder, si no me acepta el dinero se va a arrepentir.
No me interesan para nada sus amenazas, tengo valores y realmente me niego a caer en juegos sucios.
Hoy en día, muchas personas que cuentan con poder económico tienen el camino fácil en varios aspectos, esto debido a que al igual que ellos, hay gente deshonesta que prefiere apoyarlos que defender sus principios, en este caso, la directora prefirió mantenerse recta hacia sus valores.
No pienso insistirle mas, usted será la que se arrepienta, ¡mi hijo no volverá a este colegio horrendo!
Pues eso está mucho mejor para nuestra institución, ¡Fuera de aquí y no vuelva más!