Por fin, los compradores, tras larga charla, besan la mano de la boticaria e indecisos, como sise dejaran algo olvidado, salen de la botica. Ella corre a su dormitorio y se sienta junto a laventana. Ve cómo el teniente y el doctor, al salir de la botica, recorren perezosamente unosveinte pasos. Los ve pararse y ponerse a hablar de algo en voz baja. ¿De qué? Su corazónlate, le laten las sienes también... ¿Por qué...? Ella misma no lo sabe. Su corazón palpitafuertemente, como si lo que hablaran aquellos dos en voz baja fuera a decidir su suerte. Alcabo de unos minutos el médico se separa de Obtesov y se aleja, mientras que Obtesovvuelve. Una y otra vez pasa por delante de la botica... Tan pronto se detiene junto a la puertacomo echa a andar otra vez. Por fin, suena el discreto tintineo de la campanilla.
Obtesov saca del bolsillo una gruesa cartera, revuelve durante largo tiempo un fajo de billetesy paga.-balbucea al despedirse,mientras estrecha la mano de la boticaria.