Formalmente la República Española seguía viva pero ya no democrática. Mientras tanto, Cánovas buscaba apoyos para la causa alfonsina y preparaba el regreso de los Borbones.
El príncipe Alfonso, ya heredero legítimo por entonces de la Corona, firmaba el Manifiesto de Sandhurst (nombre de la academia militar británica donde estudiaba)
Documento en el que garantizaba una monarquía constitucional, aceptaba parte de los avances políticos realizados durante el Sexenio y aceptaba el total indulto para los integrantes de la Gloriosa.
Cánovas pretendía que la vuelta a la Monarquía se hiciese de manera pacífica y sin intervención militar
Pero el General Martínez Campos se le adelantó y se «pronunció» el 29 de diciembre, en Sagunto a favor de la Monarquía.
Este veterano general era partidario de la proclamación de Alfonso XII como rey, pero al contrario que Cánovas del Castillo, no estaba dispuesto a esperar a que terminaran las maniobras políticas para la transición de la República hacia la Monarquía Constitucional.