En una familia compuesta por mamá y sus tres hijos, la comunicación asertiva se convirtió en una herramienta clave para resolver conflictos y fortalecer los lazos familiares.
En una ocasión, Sofía y Mateo comenzaron a discutir sobre quién tenía la culpa de haber roto un jarrón preciado. En lugar de intervenir de inmediato, mamá dar un paso atrás y permitir que sus hijos resolvieran el problema por sí mismos.
Después de unos minutos de discusión, Sofía expresó calmadamente sus sentimientos, explicando por qué se sentía injustamente culpada. Mateo, al escucharla, pudo entender su punto de vista y reconocer su propia participación en el incidente. Juntos, llegaron a un acuerdo sobre cómo reparar el jarrón y evitar futuros conflictos.
mamá observó con orgullo cómo sus hijos aplicaban la comunicación asertiva para resolver el problema de manera constructiva. Este episodio fortaleció la confianza y el respeto mutuo en la familia, sentando las bases para una comunicación abierta y saludable en el hogar.