¡Oh despecho! ¡Oh infierno! Veo que estáis todos conjuradoscontra mí para vuestro pasatiempo. Si fuerais corteses, no me haríais esteagravio. ¿No basta que me aborrezcáis, como sé que lo hacéis, sino queademás habéis de unir vuestras almas para burlaros de mí?
¿Por qué pensáis que os solicito por burla?...Decidsi semejante manera de pedir vuestro amor no lleva en sí la prueba de todasu verdad.
Quédate con tu Hermia. Si alguna vez la amé,ese amor se ha ido y no quiero nada de él.Mi corazón estuvo con ella sólocomo un huéspedahora vuelve a su hogar, vuelve a Elena paraquedarse aquí.
Malo sois, Demetrio. No seáis así. Sabéis que conozcovuestro amor a Hermia, oscedo mi parte en su amor. Dadme la vuestra en el de Elena, a quien amo.
No desacredites la fe que no conoces. Ve ahí a tu amada que viene.
Elena, no es verdad.
El amor de lahermosa Elena,
Mis ojos no pudieronencontrarte, Lisandro, pero mi oído me hizo seguir tu voz. ¡Ah! ¿Por quécon tanta dureza me has dejado?
¿Y por qué se quedaría aquel a quien el amor llama aotra parte?
¿Qué amor podría apartar a Lisandro de mi lado?
¡Ah! ¡También ella toma parte en la conspiración! Ahora veoque os habéis unido los tres para formar este desleal pasatiempo a despechomío.