AL INSTANTE, EL CORAZÒN DE ANDRÈS LATIÒ CON ILUSIÒN.
SAPITAA, ¿VES CÓMO SUFRO? ME GUSTARÍA VISITAR A MIS PADRES, PERO NO TENGO NADA QUE LLEVARLES.
AL PUNTO, SALTÒ A LA ORILLA UNA RANA QUE PARECÌA AVERGONZADA DEL COLOR DE SU CUERPO, IGUAL DE VERDE QUE LAS AGUAS.
DE AHÍ EN ADELANTE, LA ANCIANA LE ENCARGÓ QUE CUIDARA A LAS OVEJAS, Y ANDRÉS LA OBEDECIÓ CON HUMILDAD.
ES HERMOSA
ESTAN BONITA
UNA TARDE, SE SENTÓ A LA ORILLA DE LA LEGUNA Y LLORÓ AMARGAMENTE. LA SAPITA LE DIJO QUE FUERA A VISITAR A SU FAMILIA.
ANDRÉS ENTRÓ EN LA HUMILDE CHOZA BIEN VESTIDO Y CON MUCHOS REGALOS PARA SUS PADRES. ENTONCES LES CONTÓ TODA SU VIDA EN LA LAGUNA, EXCEPTO LA INDENTIDAD DE SU SAPITA.
CUANDO APARECIERON SUS HERMANOS, CADA UNO CON SU MUJER, SIMPLEMENTE NO LO PODÍAN CREER. ANDRÉS ESTABA CONVERTIDO EN UN RICO Y ELEGANTE CABALLERO. SU ESPOSA ERA LA MUJER MÁS HERMOSA QUE JAMÁS HABÍAN VISTO.