Patronio, desde hace mucho tiempo tengo un enemigo que me ha hecho mucho daño y yo a él. Y ahora hay otro caballero , más poderoso que nosotros dos, Mi enemigo me ha sugerido que nos unamos y así vencerlo. Por la confianza que tengo en vos y por vuestro buen juicio, os ruego que me deis consejo para obrar como mejor deba.
Un día hablaba el Conde Lucanor con su consejero Patronio
Señor Conde Lucanor, Para que mejor sepáis lo que debéis hacer, me gustaría contaros lo que ocurrió en Túnez a dos caballeros que vivían con el infante don Enrique.
Hablare con el rey
Dos caballeros que estaban en Túnez Estos dos caballeros no tenían sino un caballo cada uno, y mientras ellos se estimaban y respetaban, sus caballos se tenían un odio feroz
Infante don Enrique, le pedimos de favor que eche a nuestros caballos al león que tiene el rey
Don Enrique habló con el rey de Túnez. El rey mando a encerrar a los caballos con el león . Al verse los caballos juntos antes de que el león saliese de su jaula empezaron a pelear con mucha ira.
Estando en lo más violento de su pelea, abrieron la jaula del león y, cuando los caballos lo vieron suelto por el patio, se echaron a temblar y se fueron acercando el uno al otro.
Cuando estuvieron juntos se lanzaron los dos contra el león, al que atacaron con cascos y dientes de modo tan violento que hubo de buscar refugio en su jaula
Los dos caballos quedaron sin daño, porque el león no pudo herirlos ni siquiera levemente y, después de esto, los dos caballos se hicieron tan amigos que comían en el mismo pesebre y dormían juntos en la misma cuadra, aunque era muy pequeña. Esta amistad nació entre ellos por el miedo que les produjo la presencia del león.
Vos, señor Conde Lucanor, debéis confiar poco a poco en vuestro antiguo enemigo.
Al conde le agradó mucho lo que Patronio le dijo, pues comprendió que le daba un buen consejo.