Es igual de hermoso que una veleta, dijo uno de los concejales.- Tienes que ser como el Príncipe feliz hijo mío. El nunca llora - le dijo una madre a su hijo que lloraba porque quería la Luna.- ¡Parece un ángel! - decían los parroquianos al salir de la catedral.
¿Quién eres? ¿Y entonces por qué lloras?
Porque cuando estaba vivo vivía feliz y pasaba misdías bailando y jugando en el jardín y era muy feliz. Había un gran muro y por eso nunca ví que había fealdad y la miseria en esta ciudad.
Esta bien, iré
Golondrinita, ¿podrías llevarle el rubí del puño de mi espada a una pobre mujer enferma con su hijo? Yo no puedo moverme de este pedestal.
Que feliz soy! podré comprar comida para mi hijo!
Esta bien, iré. Pero te quedaras ciego
Golondrinita, hay una joven vendedora de cerillas a la que se le han caído todas sus cerillas al suelo y ya no sirven. La pobre va descalza y está llorando. Necesito que cojas mi otro ojo y se lo lleves por favor.
Por sus buenas acciones el pajarito y el príncipe se fueron al cielo