Y vos, señor conde, si recelo habéis con razón y el hecho es peligroso, no os metáis en peligro por lo que vuestro pariente y amigo os dice, que antes morirá que vos toméis daño; porque muy poco os aprovecharía a vos que él muriese y vos tomaseis daño y murieseis.
Y el conde tuvo éste por buen consejo e hízolo así y hallóse en ello tambien.
Un hombre moraba en una villa y perdió la vista de los ojos y pobre, vino él otro ciego que moraba en aquella villa, y díjole que fuesen ambos a otra villa cerca de aquella y que pedirian por Dios y que habrían de qué mantenerse y sustentarse.
Pero el camino está lleno de peligros para nosotros
Y aquel ciego le dijo que sabía que en el viaje había pozos y barrancos y muy fuertes pasadas, y que se recelaba mucho de aquella ida, pero el otro ciego le dijo que no hubiese recelo porque él se iría con él y lo pondría a salvo. Y tanto le aseguró y tantas pros le mostró en la ida, que el ciego creyó al otro ciego y fuéronse.
Vayamos a una villa cerca de aqui, pediremos para que nuestras vistas recuperar.
Esté usted tranquilo, yo le protegeré de eso peligros
Y desde que llegaron a los lugares fuertes y peligrosos cayó el ciego que guiaba al otro, y no dejó por eso de caer el ciego que recelaba el camino.