Perdieron más de 2 hs buscando el castillo renacentista que el escritor Miguel Otero Silva había comprado
Ojalá conozcamos el fantasma
No, solo vamos a almorzar
¿Tienen pensado dormir allí?
Menos mal, porque en esa casa espantan.
Una vez ya en el castillo, saludaron a su amigo. Que además de buen escritor era un anfitrión espléndido y un comedor refinado, les esperaba con un almuerzo de nunca olvidar.
Una familia se dirige a Arezzo Italia a visitar a un amigo escritor.
Mientras comían Miguel les contó la historia sobre Ludovico, el gran señor de las artes y de la guerra, que había construido aquel castillo de su desgracia.
Pero se encuentran a una pastora de gansos , la cual les dice como llegar. Pero antes de irse les dijo que en ese castillo espantan. A lo cual el matrimonio, que no creen en aparecidos del medio día, se burlaron de su credulidad.
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Como se les había hecho tarde no tuvieron tiempo de conocer el interior del castillo antes de sentarse a la mesa, pero su aspecto desde fuera no tenía nada de pavoroso.
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Les habló de su poder inmenso, de su amor contrariado y de su muerte espantosa
El más grande fue Ludovico.
Nos contó cómo fue que en un instante de locura del corazón había apuñalado a su dama en el lecho donde acababan de amarse, y luego azuzó contra sí mismo a sus feroces perros de guerra que lo despedazaron a dentelladas
Nos aseguró, muy en serio, que a partir de la media noche el espectro de Ludovico deambulaba por la casa en tinieblas tratando de conseguir el sosiego en su purgatorio de amor