Lázaro sirve a un escudero arruinado y orgulloso. El escudero se enorgullece de su nobleza pasada y busca mantener las apariencias a pesar de su pobreza. Lázaro se enfrenta a situaciones cómicas y complicadas mientras intenta ayudar a su amo a mantener su imagen.
No logró soportar los malos tratos del amo ciego y se rebeló, de tal manera abandonó el trabajo
Déjame tranquilo
¡Regresa!
Lázaro es entregado a un clérigo avaricioso que lo trata más como un aprendiz que como un criado. Lázaro aprende cómo su amo se las arregla para obtener beneficios y utiliza su inteligencia para conseguir algo de comida.
Te ruego por un trabajo!
Claro, creo que puedo contratarte
Lázaro piensa que va a mejorar su situación pues, al tratarse ascender de escala social, cree que no pasará penurias. Pero, la realidad es que pasa más hambre que con su antiguo amo.
Tengo Hambre
Cállate y déjame comer
Lázaro aprende sobre la hipocresía y corrupción del clero. Pues, mientras el clérigo predica bondad y austeridad en las misas, trata mal a Lázaro. Finalmente, encuentra una manera de dejarlo y dirigirse a Toledo.