Al cabo de un rato, los niños encontraron una casa hecha de dulces. Inmediatamente comenzaron a comerla. Salió una bruja, la cual los invitó a pasar y los niños accedieron.
Cuando los niños entraron, la bruja encerró a Hansel en una jaula y obligó a Gretel a ser una sirvienta.
¡DEJA DE LLORAR Y TRABAJA!
La bruja se había propuesto a engordar al niño, pero él aprovechó que ella veía mal y la hacía tocar los huesos del pollo. Hasta que un día se hartó.
Niña, prepara el horno que me lo voy a comer hoy.
La niña, muerta del miedo, no podía encender el horno. Así que la bruja se metió dentro para prenderlo.
La niña, aprovechando la oportunidad, la empujó dentro y cerró el horno. No sintió remordimiento alguno. Tomó las llaves de la celda y liberó a su hermano.
¡Serás una idiota!
Los niños registraron toda la casa y encontraron varias cajas llenas de joyas valiosas. Se las llevaron, se adentraron en el bosque y caminaron hasta encontrar su casa.
Al llegar, encontraron a su papá, el cual llorando les pidió perdón y les contó que se había separado de su madrastra, ya que cada día sin ellos era un infierno. Los niños le entregaron las joyas, gracias a ellas, jamás volvieron a ser pobres y vivieron felices por siempre.